El martes 17 de diciembre la plantilla de Telefónica de Barcelona vamos a la huelga para acompañar al juzgado a nuestros compañeros Francesc y Miquel, activistas del sindicalismo alternativo a quienes Telefónica intenta criminalizar para eludir la ley de libertad sindical y así poder despedirlos.
Francesc y Miquel, recibieron el pasado junio en sus domicilios citaciones judiciales en las que se les imputaba delitos penales. ¿El motivo? Un post colgado en el blog www.teleAfonica.net, que el sindicato-plataforma En Construcció administra desde 2007 y que está orientado a difundir los conflictos y la acción colectiva en las contratas de Telefónica. En el post los trabajadores de la contrata AVANZIT, que iba a dejar a miles de personas sin trabajo, hacían un llamamiento para que familiares y amigos de trabajadores de Avanzit a pasaran el telefono de avería en una jornada de huelga.
Telefónica, una poderosa transnacional cuya dirección ejerce una fuerte censura corporativa en los medios, que se reúne regularmente con la monarquía y el gobierno, que ha forrado por completo nuestro entorno con su publicidad y la ha puesto allá donde miremos (desde el techo del metro a los programas de Wyoming, pasando por el Movistar Arena) persigue penalmente, como si de criminales se tratara, a dos sindicalistas por la difusión de un post en un blog que en siete años ha recibido unas 280.000 visitas, lo que hace una media de poco más de 100 visitas al día.
La desmesurada reacción de la dirección de la empresa, que se ha personado en acusación particular contra los dos activistas por un inofensivo post, sólo puede analizarse como el intento de cerrar a cal y canto cualquier brecha que pudiéramos abrir con las nuevas formas de lucha sindical.
El espíritu del 15M y las nuevas formas de lucha
En 2011, coincidiendo con el estallido del 15M, la indignación se apoderó también de los y las trabajadoras de Telefónica por el despido de Marcos y Mari Cruz por bajas médicas justificadas. La rabia y la impotencia por la injusticia nos hizo buscar nuevas formas de lucha y empezamos a utilizar las herramientas que nos proporcionaban las nuevas tecnologías y la comunicación audiovisual.
Las nuevas tecnologías abrieron una pequeña ventana de oportunidad para un sindicalismo profundamente debilitado por las estrategias del capitalismo en la globalización. Las redes sociales, los blogs, medios libres, etc. nos permiten superar, aunque de forma limitada, la fragmentación a la que estamos sujetos y romper la censura mediática a la que Telefónica nos somete con el chantaje de la publicidad.
Francesc y Miquel forman parte de ese sindicalismo indignado que trabaja en Telefónica para hacer realidad la peor pesadilla de su dirección: crear solidaridad entre los cientos de miles personas que trabajan para Telefónica, independientemente de cuál sea la contrata que le pague la nómina. Un sindicalismo indignado que sabe que los intereses de la dirección de la empresa van en contra de los intereses del conjunto de la sociedad.
Paralelamente a esa destrucción de empleo, Telefónica, ahí hemos de darle la razón a Gilpérez, sí ha creado empleo y mucho. Telefónica tiene un inmenso ejército de trabajadores y trabajadoras precarias en todo el mundo trabajando en sus empresas subcontratadas. Según la revista Fortune, en 2011 tenía 285.106 [1] empleados en todo el mundo, a los que habría que añadir los cientos de miles de trabajadores contratados en cadenas de empresas subcontratadas, que en muchos casos finalmente acaban en un falso autónomo.
A pesar de que todos estos cientos de miles de trabajadores trabajamos para Telefónica, las diferentes jurídicas nos han impuesto condiciones laborales muy diferentes: distintos salarios, distintas categorías, distintas jornadas laborales. Esa gran fragmentación dificulta que los y las trabajadoras de Telefónica reconozcamos como compañeros a quienes trabajan en jurídicas distintas. Creemos que nuestras condiciones laborales diferentes hacen que tengamos intereses diferentes y así, no somos capaces de ver que somos legión y que juntos y juntas podemos hacer frente a las intenciones del peligroso grupo neocon que dirige nuestra empresa, y que junto con el resto del IBEX35 planea convertirnos en mano de obra extremadamente barata y dócil para poder competir en los mercados internacionales.
En Telefónica el sindicalismo alternativo ha luchado contra los EREs sin tregua, aunque sin éxito, porque sabemos que cuantos menos seamos en plantilla, más fácil será para la dirección precarizarnos y más difícil será luchar por extender nuestras condiciones laborales al resto sociedad.
Nuestra actividad sindical está orientada a impedir que la dirección de Telefónica realice sus planes de levantar su imperio sobre trabajo esclavo. Nosotros luchamos para que la plantilla de Telefónica aumente y eso pasa por la “incorporación en plantilla” del personal subcontratado.
Al intentar deshacerse de Miquel y Francesc, la dirección de Telefónica está intentando deshacerse de un sindicalismo que puede hacer realidad su peor pesadilla, la unión de su ejército de trabajadores. Los y las compañeras de Francesc y Miquel sabemos cuánto nos jugamos y por eso iremos a declarar con ellos que este caso no es penal, es laboral.
Francesc y Miquel, recibieron el pasado junio en sus domicilios citaciones judiciales en las que se les imputaba delitos penales. ¿El motivo? Un post colgado en el blog www.teleAfonica.net, que el sindicato-plataforma En Construcció administra desde 2007 y que está orientado a difundir los conflictos y la acción colectiva en las contratas de Telefónica. En el post los trabajadores de la contrata AVANZIT, que iba a dejar a miles de personas sin trabajo, hacían un llamamiento para que familiares y amigos de trabajadores de Avanzit a pasaran el telefono de avería en una jornada de huelga.
Telefónica, una poderosa transnacional cuya dirección ejerce una fuerte censura corporativa en los medios, que se reúne regularmente con la monarquía y el gobierno, que ha forrado por completo nuestro entorno con su publicidad y la ha puesto allá donde miremos (desde el techo del metro a los programas de Wyoming, pasando por el Movistar Arena) persigue penalmente, como si de criminales se tratara, a dos sindicalistas por la difusión de un post en un blog que en siete años ha recibido unas 280.000 visitas, lo que hace una media de poco más de 100 visitas al día.
La desmesurada reacción de la dirección de la empresa, que se ha personado en acusación particular contra los dos activistas por un inofensivo post, sólo puede analizarse como el intento de cerrar a cal y canto cualquier brecha que pudiéramos abrir con las nuevas formas de lucha sindical.
El espíritu del 15M y las nuevas formas de lucha
En 2011, coincidiendo con el estallido del 15M, la indignación se apoderó también de los y las trabajadoras de Telefónica por el despido de Marcos y Mari Cruz por bajas médicas justificadas. La rabia y la impotencia por la injusticia nos hizo buscar nuevas formas de lucha y empezamos a utilizar las herramientas que nos proporcionaban las nuevas tecnologías y la comunicación audiovisual.
Las nuevas tecnologías abrieron una pequeña ventana de oportunidad para un sindicalismo profundamente debilitado por las estrategias del capitalismo en la globalización. Las redes sociales, los blogs, medios libres, etc. nos permiten superar, aunque de forma limitada, la fragmentación a la que estamos sujetos y romper la censura mediática a la que Telefónica nos somete con el chantaje de la publicidad.
Francesc y Miquel forman parte de ese sindicalismo indignado que trabaja en Telefónica para hacer realidad la peor pesadilla de su dirección: crear solidaridad entre los cientos de miles personas que trabajan para Telefónica, independientemente de cuál sea la contrata que le pague la nómina. Un sindicalismo indignado que sabe que los intereses de la dirección de la empresa van en contra de los intereses del conjunto de la sociedad.
Telefónica: una gran fábrica de empleo precario
Desde su privatización en 1999 las diferentes direcciones de Telefónica han conseguido destruir unos 50.000 puestos de trabajo digno mediante EREs voluntarios. El pasado 4 de septiembre el presidente de Telefónica de España, Luis Miguel Gilpérez, tuiteaba orgulloso que “Telefónica continuaba creando empleo, 424 jóvenes se incorporaban a la plantilla como becarios.” Desde el tuiter de la Marea Azul por el empleo le contestábamos: “bien, ahora ya sólo falta contratar a 49.576 becarios más para reemplazar con precarios los 50.000 puestos de trabajo digno destruidos desde la privatización”.Paralelamente a esa destrucción de empleo, Telefónica, ahí hemos de darle la razón a Gilpérez, sí ha creado empleo y mucho. Telefónica tiene un inmenso ejército de trabajadores y trabajadoras precarias en todo el mundo trabajando en sus empresas subcontratadas. Según la revista Fortune, en 2011 tenía 285.106 [1] empleados en todo el mundo, a los que habría que añadir los cientos de miles de trabajadores contratados en cadenas de empresas subcontratadas, que en muchos casos finalmente acaban en un falso autónomo.
A pesar de que todos estos cientos de miles de trabajadores trabajamos para Telefónica, las diferentes jurídicas nos han impuesto condiciones laborales muy diferentes: distintos salarios, distintas categorías, distintas jornadas laborales. Esa gran fragmentación dificulta que los y las trabajadoras de Telefónica reconozcamos como compañeros a quienes trabajan en jurídicas distintas. Creemos que nuestras condiciones laborales diferentes hacen que tengamos intereses diferentes y así, no somos capaces de ver que somos legión y que juntos y juntas podemos hacer frente a las intenciones del peligroso grupo neocon que dirige nuestra empresa, y que junto con el resto del IBEX35 planea convertirnos en mano de obra extremadamente barata y dócil para poder competir en los mercados internacionales.
No es penal, es laboral
La dirección de Telefónica tenía un problema, más setenta mil trabajadores y trabajadoras con las mismas condiciones laborales; más de setenta mil personas que podrían reaccionar ante un ataque colectivo a sus condiciones laborales dignas. Les debe dar mucho miedo la reacción de una plantilla organizada porque no se han atrevido a reducir la plantilla mediante EREs obligatorios y lo han tenido que hacer pagando cada uno de los despidos voluntarios a precio de oro. Los EREs de Telefónica pasarán a la historia como el mejor mecanismo de desmovilización del capitalismo en el Estado español.En Telefónica el sindicalismo alternativo ha luchado contra los EREs sin tregua, aunque sin éxito, porque sabemos que cuantos menos seamos en plantilla, más fácil será para la dirección precarizarnos y más difícil será luchar por extender nuestras condiciones laborales al resto sociedad.
Nuestra actividad sindical está orientada a impedir que la dirección de Telefónica realice sus planes de levantar su imperio sobre trabajo esclavo. Nosotros luchamos para que la plantilla de Telefónica aumente y eso pasa por la “incorporación en plantilla” del personal subcontratado.
Al intentar deshacerse de Miquel y Francesc, la dirección de Telefónica está intentando deshacerse de un sindicalismo que puede hacer realidad su peor pesadilla, la unión de su ejército de trabajadores. Los y las compañeras de Francesc y Miquel sabemos cuánto nos jugamos y por eso iremos a declarar con ellos que este caso no es penal, es laboral.
Los trabajadores tenemos que tomar CONCIENCIA que las transnacionales ejercen un capitalismo puro y duro. No tenemos que reaccionar solo cuando nos atacan nuestro puesto de trabajo. A veces ocurre que cerramos los ojos cuando hay Eres, despidos,o condiciones precarias en "otros". Esta claro hoy te ha tocado a ti mañana vendran por mi y quizas sea demasiado tarde ..como dijo Berthold Brech. Solo con la fuerza de todos /as podremos recuperar la dignidad.
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